Bienaventurados los que hayan encontrado este espacio

La idea de este blog es que sea un espacio para manifestar pensamientos, ideas, protestas (por qué no) y todo tipo de menesteres sobre la realidad o irrealidad en la que estamos inmersos los seres humanos, tanto propios como de terceros. Invito a los interesados, incluyendome, a exponer sus manifiestos, sin restricciónes ni censuras. Espero que lo disfruten tanto, como yo hacerlo.

Los comentarios son sin cargo ni costo adicional (y no es necesario ser usuario de blogger).

Emmanuel

"Se quien no soy, pero no se quien soy"

"La única certeza es el azar"

"Estoy en desacuerdo hasta conmigo mismo"

Presentando el blog

"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra "madre" era la palabra "madre" y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mi un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba."

Julio Cortázar

El hombre mediocre

“El predominio de la variación determina la originalidad. Variar es ser alguien, diferenciarse es tener un carácter propio, un penacho, grande o pequeño: emblema, al fin, de que no se vive como simple reflejo de los demás. La función capital del hombre mediocre es la paciencia imitativa; la del hombre superior es la imaginación creadora. El mediocre aspira a confundirse en los que le rodean: el original tiende a diferenciarse de ellos. Mientras el uno se concreta a pensar con la cabeza de la sociedad, el otro aspira a pensar con la propia. En ello estriba la desconfianza que suele rodear a los caracteres originales: nada parece tan peligroso como un hombre que aspira a pensar con su cabeza.”

José Ingenieros

El Aleph

"El troglodita me precedió; esa noche concebí el propósito de enseñarle a reconocer, y acaso a repetir, algunas palabras. El perro y el caballo (reflexioné) son capaces de lo primero; muchas aves, como el ruiseñor de los Cáceres, de lo último. Por muy basto que fuera el entendimiento de un hombre, siempre sería superior al de irracionales."

Jorge Luis Borges

lunes, 29 de junio de 2009

Gripe A o InfluenCIa

Se escuchan muchas cosas por estos días con respecto a la gripe A, de hecho están por declarar la emergencia nacional. Pero poco se sabe de las causas. Yo tenía algunas sospechas y buscando en internet encontré este artículo en un blog, muy interesante, cuyo autor deja explicitado que se puede tomar para ser publicado en otros sitios. Por ello, citación mediante, paso a publicarlo nomás.

Lean y saquen sus propias conclusiones...

Emmanuel


Gripe A: La pandemia del lucro














Todo un show para ganar incautos y hacer millonarios rápidos. Un fraude pandémico para ocultar la crisis económica en EE UU y los torturados en Guantánamo.


Technorati Profile

- Si la gripe porcina es una pandemia tan terrible como anuncian los medios de comunicación, Si a la Organización Mundial de la Salud le preocupa tanto esta enfermedad, ¿por qué no la declara como un problema de salud pública mundial y autoriza la fabricación de medicamentos genéricos para combatirla?

- “Prescindir de las patentes de Roche y Relenza y distribuir medicamentos genéricos gratuitos a todos los países, especialmente los pobres. Esa sería la mejor solución”, apuntan los Comunicadores interculturales del Ecuador en un envío masivo por e-mail.

1. En el mundo, cada año mueren dos millones de personas víctimas de la malaria, que se podría prevenir con un mosquitero.

2. Y los noticieros no dicen nada de esto.

3. En el mundo, cada año mueren dos millones de niños y niñas de diarrea, que se podría curar con un suero oral de 25 centavos.

4. Y los noticieros no dicen nada de esto.

5. Sarampión, neumonía, enfermedades curables con vacunas baratas, provocan la muerte de diez millones de personas en el mundo cada año.

6. Y los noticieros no informan nada…Gripe aviar

7. Pero hace unos años, cuando apareció la famosa gripe aviar… los informativos mundiales se inundaron de noticias… chorros de tinta, señales de alarma…

8. ¡Una epidemia, la más peligrosa de todas!... ¡Una pandemia!

9. Sólo se hablaba de la terrorífica enfermedad de los pollos.

10. Y sin embargo, la gripe aviar sólo provocó la muerte de 250 personas en todo el mundo. 250 muertos durante 10 años, lo que da un promedio de 25 víctimas por año.

11. La gripe común mata medio millón de personas cada año en el mundo. Medio millón contra 25.

12. Entonces, ¿por qué se armó tanto escándalo con la gripe de los pollos?

13. Porque atrás de esos pollos había un "gallo", un gallo de espuela grande.

14. La farmacéutica trasnacional Roche con su famoso Tamiflú vendió millones de dosis a los países asiáticos.



















La lámpara maravillosa de Roche y Relenza.

15. Aunque el Tamiflú es de dudosa eficacia, el gobierno británico compró 14 millones de dosis para prevenir a su población.

16. Con la gripe de los pollos, Roche y Relenza, las dos grandes empresas farmacéuticas que venden los antivirales, obtuvieron miles de millones de dólares de ganancias.

17. Antes con los pollos y ahora con los cerdos.

18. Sí, ahora comenzó la psicosis de la gripe porcina. Y todos los noticieros del mundo sólo hablan de esto…

19. Ya no se dice nada de la crisis económica ni de los torturados en Guantánamo…

20. Sólo la gripe porcina, la gripe de los cerdos… Que inclusive ha cambiado de nombre: Gripe A H1N1.


El gran cerdo

21. Y yo me pregunto: si atrás de los pollos había un "gallo"… ¿atrás de los cerditos… no habrá un "gran cerdo"?

22. Miremos lo que dice un ejecutivo de los laboratorios Roche…

23. ROCHE A nosotros nos preocupa mucho esta epidemia, tanto dolor… por eso, ponemos a la venta el milagroso Tamiflú.

24. -¿Y a cuánto venden el "milagroso" Tamiflú?.

25. -Bueno, veamos… 50 dólares la cajita.

26. -¿50 dólares esa cajita de pastillas?

27. -Comprenda, señora, que… los milagros se pagan caros.

28. -Lo que comprendo es que esas empresas sacan buena tajada del dolor ajeno…La empresa norteamericana Gilead Sciences tiene patentado el Tamiflú. El principal accionista de esta empresa es nada menos que un personaje siniestro, Donald Rumsfeld, secretario de defensa de George Bush, artífice de la guerra contra Irak…

29. Los accionistas de las farmaceúticas Roche y Relenza están frotándose las manos, están felices por sus ventas nuevamente millonarias con el dudoso Tamiflú.



Publicaco por K.
En culpinak.blogspot.com
El día 25/05/2009
http://culpinak.blogspot.com/2009/05/gripe-pandemia-del-lucro.html

miércoles, 17 de junio de 2009

Chau puto lindo!

Así nos pedía, a quienes lo escuchabamos por la radio, que le gritemos si lo veíamos en la calle. Hoy se que esa posibildad ya no existe, por eso lo saludo desde acá. Tal vez algún día sí pueda, quién sabe.

Pero por ahora se que no.

No conocí a la persona, sólo al personaje, pero no me parecía que fuera muy diferente, al menos daba la impresión de ir de frente ,y sí que lo hacía, diciéndole en la cara muchas cosas a mucha gente que otros no se animarían. Incluso diciéndole en la cara a esta sociedad muchas cosas de las que otros no se animan.

Y vivió con una enfermedad a cuestas. Y no se notó. Y con dos, con tres... Y nunca se notó.

El parquímetro ya no va a ser lo mismo. Las contratapas de los sábados en Crítica ya no vienen siendo lo mismo. Las obras de teatro no serán lo mismo. El blog no será lo mismo ya. Vivía en el borde. Tenía talento. Le pese a quien le pese, se ha ido un genio. Y junto a él se han ido Palito, Milagros López, Dick Alfredo, Mario, Mega, Delia Dora de Fernández, Roberto Flores, Porelorti, Martín Rivoira Lynch, Sabino, entre otros, todos talentos. Y sus amigos festejan, porque así él lo quería.

Gracias Peña. Gracias por dejarme volar con vos.

Emmanuel







Otra vez me muero

Por: Fernando Peña

Y otra vez el tomógrafo dándome instrucciones: “Respire”, “no respire”, “tome aire profundamente”, “respire”… para dentro de unas horas sentenciarme de vida o de muerte. Es
realmente maravilloso estar acostado boca arriba mirando ese “bicho” enorme, ese aro que gira sin parar, esa turbinita indignante que chilla estridentemente, y luego las instrucciones para que uno respire o no respire. Y respiro y no respiro. Y aguanto la respiración, y respiro y no respiro y aguanto… y respiro otra vez. Es tan cómodo, una vez que uno se relaja, saber que no se puede hacer nada. Estoy con la aguja en la vena, me están pasando un líquido de contraste que me arde, que me quema, que me da náuseas, obedezco instrucciones, la camilla se mueve hacia adelante y hacia atrás, los ruidos son agresivos, los movimientos abruptos… mi cuerpo está en “boxes”. Es tan denigrante, tan humillante, que si obedeciera a mis instintos me arrancaría la aguja y saldría corriendo del lugar. Pero le voy a dar una chance más a la medicina y una menos a mí, que me prometí no someterme más a agresiones físicas y morales. Y digo una menos a mí porque no siento tanto respeto por mí al estar acostado preso de un tomógrafo operado por una señorita con cara de estar haciendo lo que tiene que hacer. Siento que estoy mendigándole a la vida o, lo que es peor, a un tomógrafo, como si el tomógrafo tuviera injerencia o pudiera tener piedad como para cambiar el resultado de lo que ve. Como si pudiera ponerme una buena nota o hacer la vista
gorda al posible tumor o linfoma que podría llegar a tener.

La sensación es espantosa, siento muy poco respeto por mi ser. Merezco morir como una rata rabiosa al salir del Instituto Alexander Fleming; me había prometido nunca más hacerme nada.
Pasé un año entero regalando mi cuerpo a sesiones de quimioterapia. Sesiones que duraban cuatro días, sesiones que me dejaban acalambrado, dolorido, desganado, nauseabundo, pelado, blanco, verdoso, gordo, inflamado, morado. Mi aspecto era el de un sapo a punto de reventar.
Pasé meses dificilísimos, porque además la certeza de que el tratamiento funcione no se la dan a uno de la noche a la mañana, sino que hay que dejar pasar por lo menos tres o cuatro sesiones hasta que un día entra el médico a la habitación y con una sonrisita de esperanza que es como la lucecita que dan las velitas que ponen flotando sobre el agua ahora en los restaurantes te dice tímidamente: “Bueno, afortunadamente el tumor es sensible a las drogas y está comportándose como esperábamos”. Recién ahí empecé a sentir que valía realmente la pena la agresión de meterme veneno por las venas todos los meses durante cuatro días seguidos. Y tampoco
así fue fácil.

La quimioterapia es veneno, y no es una metáfora, es veneno de verdad. Mata todo lo que toca, arrasa con todo sin distinción, destruye lo que sirve y lo que no sirve. Te come los huesos, los tejidos, te morfa entero. Te devora sin consideraciones ni contemplaciones. Recuerdo que uno de los medicamentos que me inyectaban tenía que estar envuelto en papel metálico tipo rollito Ben, el que usaba mi madre para cocinar cuando era chico, porque no podía estar expuesto a la luz del día. Recuerdo que cuando salía del Fleming, al cuarto día, vomitaba los veintiséis días restantes hasta tener que internarme nuevamente por otros cuatro días. Y así sucesivamente durante ocho meses seguidos. Envenenarme, salir, vomitar, acalambrarme, retorcerme, seguir mi vida como podía, internarme, envenenarme, salir, internarme, envenenarme, salir, vomitar…
y todo esto sin parar. Ocho meses sin parar. Si paraba, me moría.

Todo el proceso fue muy difícil. Recuerdo infinitas charlas con Pinky, una maestra en cáncer; Pinky debería dar clases en los hospitales. Gracias, Pinky querida.

El tratamiento también te pudre psicológicamente. La gente me miraba el doble de lo que me mira ahora, me miraba no solamente por famoso sino porque es raro ver a un tipo sin pelo,
sin cejas y verdeamarillo. El color del cáncer no es el negro, es el verdeamarillo, ese verdeamarillo premuerte, como el que tiene la papa. Verdeamarillo premuerte parece un
nombre ridículo de esos que traen las cartillas de pinturas. La gente tampoco sabe cómo abordar el tema, algunas personas ni lo mencionan, otras se le atreven con torpeza, y otras te dan fuerzas y consejos que escucharon al pasar. También me llegaban a la radio recetas de sopas. Nunca
olvidaré la receta de una señora que me recomendaba tomar una sopa de pescuezo de gallina con
porotos, no sé cuántas cabezas de ajo, ají picante, jengibre, cartílago de no sé qué animal y otras miles de verduras mágicas. Una vez caminando por la calle Gascón rumbo a la Fundación
Huésped otra señora que barría la vereda me invitó a su casa a desayunar. Los oyentes me mandaban datos de chamanes, de videntes, de curanderos. Me recomendaban clínicas en los Estados Unidos; creo que nunca en mi vida escuché tanto las palabras “Clínica Mayo”. Me llegaban cartas con miniaturas de crucifijos, imágenes de santos y de vírgenes, cintas de colores, medallitas e infinidad de fetiches. Gracias a todos. Gracias de verdad. Ya pasó.

Todo eso ya pasó… Louise Hay pide que tengamos mucho cuidado al elegir las palabras que usamos para hablar de las enfermedades y cómo las encaramos. Yo tuve un linfoma no Hodgkin
en el riñón izquierdo y pude destruirlo, vencerlo, derrotarlo, hacerme amigo, o curarme, como corno quiera Louise que le diga. Pasaron casi seis años y otra vez una manchita, algo que a mi oncólogo no le gusta, otra vez el miedo, no tanto a la muerte sino al dolor, a no poder vivir
como quiero, a no estar del todo sano. Otra vez el desafío de juntar fuerzas, otra vez apoyarme en mis amigos, otra vez recurrir al método de contarlo para exorcizarlo. Otra vez concentrarme para que la cabeza me responda y no me juegue una mala pasada.

¿Otra vez?, ¿otra vez todo eso? Sí, otra vez. Otra vez porque me quedan cosas por hacer, otra vez porque soy un cagón, otra vez porque soy valiente también, otra vez porque soy gallego,
otra vez porque tengo OSDE 450, otra vez porque me quiero, otra vez porque me odio, otra vez porque me mentí, otra vez me faltaré el respeto, otra vez lo haré, otra vez porque amo la vida, otra vez porque me encanta coquetear con la muerte, otra vez por Pinky, otra vez por el doctor Chacón, otra vez por mis oyentes, otra vez por los que no pueden acceder a estos tratamientos, otra vez por María, por mi novio, por mis amigos, por este trabajo de escribir, por el teatro, por Charly, por Maradona, por ver a Lanata en el Maipo, por el gordo Bergara Leumann, por mi perra Mono, por volver a almorzar con Mirtha, otra vez para escucharlo a Lalo, a Hanglin, a Víctor Hugo, a Dolina y a la Negra. Otra vez para volver a Broadway a ver teatro ahora que me dieron la visa para entrar a los Estados Unidos… Otra vez… Otra vez por todo eso y mucho más, y otra vez por muchísimo menos también, muchísimo menos, como por ejemplo comer un cuernito de grasa o tomar un whiskicito. Otra vez parece que me muero, otra vez trataré de no morirme, sí, otra vez, otra vez porque no hay másremedio, otra vez, otra vez… por mí…

Publicado por Fernando Peña
En Crítica de la Argentina
06/09/2008